Tengo rabia contenida contra ti. Impotencia de no verte y no abrazarte. Odio ver como suspiras por ella, como hablas siempre de lo maravillosa que es, de lo perfecta que demuestra ser, de lo mucho que la quieres y la admiras. Odio estar condenada a verte sufrir por ella, a que te preocupes por ella, a que la atiendas como la mejor de las mujeres. Te odio a ti y a tu egoismo nato. Odio tus suspiros hacia a ella, tus ganas de verla, tus ansias de abrazarla y tambien que creas que solo existe ella en tu mundo. No solo existes tú, y ella, o vosotros. ¿No lo vas a entender nunca? ¿No vas a entender que me muero al oir su nombre de tu boca? No, por lo visto no, te niegas a entenderlo.

No puedo permitirme enamorarme de ti, no te lo mereces, pero tampoco te mereces que piense en ti las 24 horas del día, como tampoco debería intentar que te rias conmigo, quizás no debería tampoco esforzarme en que sepas que existo día a día. No puedo dejar que mi corazón se abra hacia tus palabras, tus frases, tus mentiras bonitas. Sé regalarte la llave de mis pensamientos, sentimientos, caricias, besos, te quieros. Eso es demasiado fácil para ti. Tendría que complicártelo más, así alomejor no tendría tanto miedo a amarte como lo hago, pero no puedo, es imposible, me hipnotiza tu forma de hablar y tus caritas de niño bueno. Haces que todo sea tan sumamente fácil.. haces que no tenga preocupaciones.. y también que no piense en otra cosa que en tus ojos. Te odio por todo esto y por no dejarme libertad para pensar en otras personas que no sea yo, o tú, o nosotros.

Me dedico a escribirte cosas que no te dignas en leer.
En cuanto pienso en ti me apresuro a coger un folio y un bolígrafo porque salen miles de asquerosos y repugnantes recuerdos y pensamientos de mi cabeza.
Me sienta extramademente mal que te cueles en mi mente sin permiso.
Todos hemos hecho el idiota alguna vez, pero tú lo sobrepasas no queriéndote dar cuenta de el verdadero daño que te estás haciendo al evitar tus sentimientos. Debo recordártelo cien mil veces hasta que lo entiendas. Aunque mis fuerzas, el valor y toda la intención que había puesto en ello se esfume cada vez que no me miras, hablas, tocas o besas.
Me engaño al decir que no quiero saber nada de ti, y también engaño a los demás demostrando que soy dura, fuerte y con un corazón alicatado hasta las entrañas.
Te quiero y toda esta mierda del sentimentalismo y cursiladas varias no lo va a cambiar.

He vuelto a pensar en ti, quiera o no, es inevitable. Los sueños, sueños son, pero soñar es gratis y vivimos de eso. Lo mejor que puedo hacer en esos momentos es respirar hondo y acordarme de que tienes que estar lejos de mi vida y fuera de mi cabeza.
Sabía que todo era una mentira, que de tanto pensar en mi, en ti, en nosotros, me lo creí todo. Eramos fuertes, lo teníamos todo, íbamos a conseguirlo.. Cuando tú te dignaste a no mirarme, a no hablarme, nisiquiera a saber de mi.
Todo se derrumbó en el mundo que yo había creado. Nada seguía en pie, tú lo habías destrozado, y era de esperar que me destruyeras a mi también. No quieras saber todo lo que se me pasa por la cabeza al leer tu nombre o al saber que existes.
Necesito saber que sigues así, que sigues siendo la persona que yo conocí, y que por mucho tiempo que pase, seguirás siendo algo para mi y porsupuesto yo seguiré siendo lo que un día fui. Me lo has prometido y eso me aterra, pues, las promesas son lo que más fácil sabemos romper..